viernes, 17 de diciembre de 2010

Cambiamos de dominio

A partir de ahora, este blog se traslada de servidor, nos mudamos a wordpress: laleydelafuga.wordpress.com . El objetivo: conseguir un formato más dinámico y la intención: ampliar y diversificar la temática y la forma de los contenidos. ¡A ver si lo conseguimos! Ahí va la dirección:

laleydelafuga.wordpress.com .Ca

martes, 14 de diciembre de 2010

España en estado de alarma

Hasta el 13 de enero, España estará oficialmente bajo Estado de alarma. Eso quiere decir que el ejército podría intervenir a la mínima en situaciones de “descontrol”. En democracia, es la primera vez que se aplica. No es de extrañar, puesto que se trata de una medida profundamente anti-democrática e inconstitucional. No tiene sentido una prórroga, pero el miedo del gobierno a un nuevo paro de los controladores –imposible en la práctica- en navidad prima sobre las libertades individuales con las que tanto se llenan la boca cuando llegan épocas electorales. Por otra parte, que no quepa duda de que, con la proclamación del estado de alarma, el gobierno ensaya nuevas prácticas de control y represión social por si en los próximos meses se generara algún otro tipo de protesta sindical grave.

Teniendo en cuenta el desmoronoamiento de los derechos laborales que ha propiciado el Partido Socialista –dejándose llevar por el canto de sirenas de la doctrina neoliberal impuesta por los mercados internacionales del capital- no es de extrañar que se puedan producir conatos de rebelión. Asistimos a una auténtica debacle. El Estado del Bienestar se tambalea y qué duda cabe que asistimos hacia el claro declive de los derechos socio-económicos de los que hasta ahora Europa se vanagloriaba tan ávidamente.

Pero el conflicto con los controladores –a quienes se ha tachado de poco menos que de terroristas- le ha venido bien al gobierno por otra razón. La decisión de privatizar parcialmente los aeropuertos españoles llega en un momento idóneo para ser aplicada, aunque haya que agilizarla rápidamente. No hay mal que por bien no venga. El grupo que aún dirige Zapatero ve como se allana el camino a otorgar la gestión de las terminales a grupos privados, en un clima donde el odio hacia Aena está más en entredicho que nunca. En ese sentido, ¿a qué vino el decretazo que recortaba los derechos laborales de los controladores justo una semana antes al puente de diciembre? ¿Acaso no buscaría el gobierno provocar ligeramente a los controladores para que estallaran?

A tenor de todos esos acontecimientos, es obvio que España es un estado de excepción, que a la torea se salta los derechos humanos cuando los intereses empresariales se mezclan de por medio. Militarizar el espacio aéreo ha sido la gota que colma un vaso de un país que ha perdido el rumbo y se halla en un caos técnico, un KO antes de llegar al primer asalto. El actual gobierno será recordado por muchas cosas, pero a punto está de alcanzar al anterior de Aznar en su exterminio de los valores democráticos . Wikileaks ha demostrado la distancia entre la retórica socialista y la práctica. Da vergüenza ajena escuchar a la actual ministra de exteriores, la infumable Trinidad Jiménez calificando en la intimidad a los líderes sudamericanos de izquierda -elegidos democráticamente en las urnas- de poco menos que de burros e incompetentes. No cabe extrañar que, en ese orden de cosas, el crédito político por parte de la ciudadanía se encuentre en las cotas más bajas de las últimas décadas.

Pero, agárrense, porque lo que viene es todavía peor: la derecha se abre paso en toda Europa, ávida de carne humana, de profundizar en las privatizaciones y de otorgar el poder económico a quienes más sedientos de él están: la alta burguesía, los empresarios, “emprendedores” y los banqueros (qué casualidad, precisamente quienes provocaron la crisis con su política de laissez faire). No hay marcha atrás, nos hallamos en un bucle calamitoso que durará años. Adiós, Europa, adiós.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El Chile de Piñera


Se veía venir. Que en Chile las cárceles se sustentan sobre condiciones inhumanas no es ningún secreto. Como siempre, hace falta que ocurra algún suceso trágico para que la realidad salga a la palestra mediática mundial. Bueno, pues ya lo sabemos. 83 presos han muerto carbonizados en un incendio en un penal de cuyas pésimas instalaciones ya habían alertado algunas voces chilenas. 83 eran también los mineros que quedaron atrapados y cuya resolución feliz todos la conocemos. En aquella ocasión, reinó la concordia. Se trataba un final adecuado para una historia de película. El presidente Sebastián Piñera se congratulaba de las buenas nuevas y se fotografiaba junto a todos y cada uno de los mineros rescatados.

Entre una historia y la otra, solo cambia el final. El origen, sin embargo, es el mismo. La desigualdad social y la injusticia reina en un país que no ha sabido todavía superar la lacra de la dictadura de Pinochet y todo lo que ella representaba. Eligiendo a opciones tan conservadoras como la actual gestión presidencial, el país jamás saldrá del atolladero. Piñera, consagrado magnate y rico en un mundo de pobres, es un acérrimo defensor de la misma filosofía neoliberal que el dictador introdujo en el país de la mano de sus financiadores norteamericanos y, más concretamente, de la Escuela de Chicago -cuna de la doctrina global del shock-.

Que Chile sea presentado en varios medios españoles como la vanguardia de Latinoamérica (se habla del milagro económico chileno) no deja de ser una rémora para comprender la sitaución que vive el país. Es cierto que ha experimentado un crecimiento, al igual que el Brasil de Lula. Sin embargo, a diferencia que en éste, las desigualdades entre ricos y pobres no han hecho más que agudizarse. Las privatizaciones de sectores clave, a la par, no dejan de sucederse y los impuestos a las grandes fortunas, se reducen progresivamente. Es la clave de un modelo que asienta sus pilares sobre la débil condición de los explotados asalariados. Son los mineros que trabajan en condiciones precarias, anclados en medios del siglo pasado. Son también los presos, últimos eslabones olvidados de la cadena del modelo económico chileno. El gasto social estrangulado y los servicios a los más desfavorecidos, inexistentes. Así es el verdadero rostro del neoliberalismo, así es Piñera y así operan las multinacionales en Chile. ¿Hace falta decir que en Europa avanzamos hacia ese mismo modelo? Sin un Estado fuerte y afanosamente intervencionista, las clases subalternas estamos perdidas.

martes, 7 de diciembre de 2010

It's a Biutiful World


Desgarradora, hiperrealista y brillante. La nueva entrega del universo González Iñarritu es una oda contra la indiferencia, un retrato de la fealdad que rodea al mundo moderno más rico y “civilizado”. Biutiful nos muestra una Barcelona que no solemos encontrar en los mapas. Elabora un reportaje magnífico de las cloacas de una ciudad oscura, una jungla de cemento donde conviven fieras salvajes capaces de todo con tal de sobrevivir a su extenuación diaria. La cara oculta de la capital de la vanguardia y la modernidad, la de los excesos frívolos de la alta burguesía que tan bien supo caricaturizar Woody Allen en Vicky, Cristina, Barcelona.

Uxbal es uno de esos animales perdidos en una selva en la que o comes o te comen. No caben las medias tintas. La cinta nos muestra el verdadero rostro de la globalización, alejado de las utópicas y fantasiosas visiones de una Europa unida, que integra a todos sus miembros, cuna del multiculturalismo. Existen varias culturas, eso es verdad, pero su choque es más que evidente. Y, como es la jungla, cada grupo colectivo hace lo posible por sobrevivir. Como en Babel, en esta ocasión Iñarritu nos muestra cómo de interconectadas están nuestras vidas, como pese a ese choque cultural, a esa exclusión que promueve el Estado a través de la represión policial, puede existir un rayo de luz, una esperanza iluminada por la bondad inherente al ser humano.

Uxbal se halla entre la espada y la pared. Ahogado por sus superiores y explotador por accidente de inmigrantes que lo necesitan para sobrevivir. Capitalismo en estado puro. Las clases subalternas, dependientes de los medios de producción –chinos esclavizados, subsaharianos que explotados con el top manta-, la burguesía que se apoya en los substratos de una pirámide que se tambalea pero que nunca termina de ceder. Y en el fondo de ese drama social, de ese retrato de injusticias y déficits democráticos, el desvanecimiento de lo que algunos llegaron a llamar el “sueño europeo”. Visto así, cada vez la Unión Europea se parece menos a Europa –y los valores de la Ilustración que ésta encarnaba- y más a la filosofía estadounidense del darwinismo social.

El sueño americano parece haber comido terreno al europeo y ha terminado por invadirnos merced ese demonio llamado neoliberalismo que lo impregna todo. En un estado bajo mínimos, se impone la ley hobbesiana del más fuerte. Sólo los más capaces sobreviven. No es un mundo para incapaces, para enfermos o para pobres diablos sin ambiciones. Las reglas del juego están sobre la mesa: o las tomas o las dejas y te pudres en una vida mísera. Pero lo cierto es que resulta difícil combinar ese clima inhóspito con las necesidades humanas de seguridad, afecto y estabilidad inherentes a los individuos. Uxbal, como todos los personajes de Iñarritu, es un perro herido, un animal con la sangre hirviente y con un lacerante sentimiento de culpa, que necesita expiar para irse de este mundo lleno de miseria y desolación y adentrarse en otro reino, el de la muerte, que parece mucho más esperanzador al lado de este mundo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Matar al mensajero


Era previsible. La orden de captura que Estados Unidos ha lanzado sobre Julian Assange, fundador de Wikileaks y principal instigador de las filtraciones que están azotando a las instituciones gubernamentales de medio mundo, deja de nuevo en evidencia el tinte autoritario que se esconden tras las políticas internacionales. La consigna dictada por la Interpol es clara: hay que matar al mensajero. Sea como sea. Si es preciso inventar mil mentiras sobre él, se hará, véase la acusación que recae sobre Assange de violación, hecho constantemente desmentido por el activista.

Hoy los noticiarios cuestionaban si este señor es o no es realmente periodista. Confundidos por una acción que no esconde intereses económicos, los profesionales de la información no han sabido muy bien como afrontar este tema. Las que no se entienden son las opiniones de periodistas que cuestionan la legitimidad de la acción de Assange. En realidad, con esa condena sólo pueden esconder una cosa: envidia. La envidia hacia alguien que realmente ha hecho la mayor revelación de la historia del periodismo. Creo que la verdad se halla en esa frase que resume la esencia del “periodismo” : “aquello que alguien en algún lugar está tratando de esconder”.

Assange ha aplicado la máxima a rajatabla. Se ha olvidado de los intereses y los servilismo en los que reinciden diariamente los periodistas “profesionalizados” para ocultar verdades de interés público. Quizás Assange no tenga el título de periodista, pero ni mucho menos lo exime de serlo. Y no sólo eso, sino que su obra constituye toda una bofetada en la cara de aquellos que se hallan aletargados en su profesión, alejados de las tribulaciones existenciales del planeta, de defender los derechos humanos y la verdad; objetivos que ningún periodista puede eludir.

“El señor Assange no es periodista, es anarquista”. Quizás en esa frase, pronunciada por un alto cargo norteamericano, se halle la clave. Quizás hoy los periodistas deban ser anarquistas, revolucionarios dispuestos a salirse de los márgenes de un Estado opaco y opresor en cuanto falta a su obligación de transparencia para con la ciudadanía. Deberíamos tomar ejemplo del activista, de su fundación, que anuncia ahora nuevas revelaciones sobre bancos y grandes empresas, otros entes monstruosos que se han convertido en expertos de la especulación y la ocultación de información pública. Será encarcelado, insinúan incluso que puede ser asesinado, su portal ya ha sido clausurado en varias ocasiones, pero lo que nunca podrán robarnos es el derecho a pedir saber más, conocer lo que se amaga tras la aparente fachada de nuestros gobiernos. Si algo le sucediera, sólo una gran contestación ciudadana haría honor a lo que Assange ha hecho por la ciudadanía en virtud a una máxima ineludible: la dignidad.